Ni el sionismo realizado y arraigado, ni siquiera la fundación de un Estado judío, han logrado despojar del todo de sus atributos sagrados a una ?Tierra de Israel? a la vez prometida, perdida, soñada y recreada. Todos los esfuerzos desplegados para la normalización entre los judíos y su tierra, lo único que podría hacer aceptable compartirla con otros, chocan hoy con ese obstáculo. Cada centímetro cuadrado de territorio se convierte en absoluto, por supuesto para los judíos, pero también para los palestinos.
Entonces ¿por qué esa tierra nunca puede asemejarse a las demás, ni volverse tan natural para quienes la habitan como el aire que respiran? Tampoco el Occidente cristiano se desinteresa de ese pequeño rincón disputado de Oriente Próximo. La Tierra Santa sigue siendo santa, y para todos? Santidad real, o instrumentalizada, puesta al servicio de las causas nacionales.
Este libro vuelve a trazar, desde la Biblia hasta el presente, el itinerario a menudo paradójico de esa sacralización de la ?Tierra de Israel?, a través del tiempo, el espacio y las conciencias, y permite medir el alcance de los envites centrales de uno de los grandes conflictos contemporáneos.