Para muchos españoles el horror de la guerra civil no acabó el 1 de abril de 1939. Con aquella fecha llegó la venganza de los vencedores, la persecución y el arresto sistemáticos de cuantos pudieran ser catalogados como opositores al régimen. Las cárceles se vieron pronto abarrotadas en un país que, a consecuencia de la guerra, podía considerarse todo él «zona devastada». Franco aprovechó la situación para convertir a los reclusos en trabajadores forzados sobre los que recayó el sacrificio de reconstruir pueblos, hacer pantanos, trazar líneas férreas, explotar minas o erigir el monumento más emblemático de la dictadura: el Valle de los Caídos.
Isaías Lafuente traza el mapa pormenorizado de la explotación, documenta los intereses económicos que animaron desde sus inicios el sistema de redención de penas, y cuantifica, por primera vez, las ganancias que el régimen de Franco obtuvo explotando a los vencidos. Además recoge testimonios de los propios reclusos para reconstruir la tragedia personal de aquellos hombres y mujeres, auténticos «esclavos por la patria», que fueron las víctimas ocultas del franquismo.