La lejana tesis de doctorado fue objeto de profunda revisión sistemática por parte de la propia Hannah Arendt en el momento de su plenitud reflexiva, en la primera mitad de la década de los sesenta. No es fácil determinar si esta elaboración -que no llegó a publicarse en vida de la autora pero que ha quedado recogida en la traducción española- arroja una nueva luz sobre aspectos cruciales de la teoría arendtiana de la acción: la noción de natalidad como fuente perpetua de novedad, la idea de un mundo específico del hombre que surge precisamente por amor al mundo, la relevancia del prójimo en la construcción de este mundo, etc.