Según el autor, la función de la sociología no es censurar o corregir las historias que contamos sobre nuestras vidas, sino mostrar que existen otros modos de contarlas. Analizando las numerosas dependencias a las que estamos sujetos y que son invisibles desde el punto de vista de la experiencia personal, la sociología puede ayudarnos a relacionar nuestras acciones y decisiones individuales con los orígenes más profundos de nuestros problemas y temores. Y también puede ayudarnos a comprender que si queremos superar nuestras inquietudes, individuales y aun así compartidas, deberemos hacerlo colectivamente, de acuerdo con su naturaleza no individual sino social.