En 1868 el joven Antoni Gaudí llega a Barcelona para estudiar arquitectura, la pasión de su vida. Poco después de acabar la carrera, a los 31 años, le encargan la prosecución de las obras de la Sagrada Familia, empezada por otro arquitecto. En este Templo el genio de Gaudí desarrollará una revolución de la arquitectura y de las artes plásticas que sienta las bases del arte moderno. Ningún otro arquitecto de los tiempos modernos ha tenido en vida o después de su muerte tanta popularidad.