• ELIXIRES DEL DIABLO, LOS

    HOFFMANN, E.T.A. VALDEMAR (ENOKIA, S.L.). Ref. 9788477022503 Altres productes de la mateixa col·lecció Altres productes del mateix autor
    Ernst Theodor Amadeus Hoffmann (1776-1822) no llegó a entrar con honores en las páginas de oro de la historia de la música, tal como anheló toda su vida; a cambio, su nombre ha quedado grabado para siempre, con letras de un extraño fulgor, en el libro de oro de la literatura universal y su recuerdo ...
    Ancho: 170 cm Largo: 245 cm Peso: 250 gr
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  • Descripció

    • ISBN : 978-84-7702-250-3
    • Encuadernació : Cartoné
    • Data d'edició : 01/05/1998
    • Any d'edició : 1998
    • Idioma : Español, Castellano
    • Autors : HOFFMANN, E.T.A.
    • Traductors : HERNÁNDEZ ARIAS, JOSÉ RAFAEL
    • Número de pàgines : 304
    • Col·lecció : VALDEMAR GOTICA, 29
    • NumeroColeccion : 29
    Ernst Theodor Amadeus Hoffmann (1776-1822)
    no llegó a entrar con honores en las páginas de oro de la
    historia de la música, tal como anheló toda su vida; a cambio,
    su nombre ha quedado grabado para siempre, con letras de un extraño
    fulgor, en el libro de oro de la literatura universal y su recuerdo quedará
    asociado en la memoria del lector con el sabor agridulce de la fantasía,
    la alucinación, la pesadilla, la locura y, en definitiva, con el
    rico universo de lo siniestro y lo numinoso. Animado por la lectura y el
    éxito de El Monje (CD 4)
    (GOT 3) de M.G. Lewis, Hoffmann madura la idea de Los elixires del diablo,
    para poner sobre el papel en poco más de un mes ?en una suerte de
    trance al borde de la locura? la espeluznante historia, contada en primera
    persona, de la vida del monje Medardo, que viene al mundo marcado
    por el estigma de una simiente maldita, cuyo origen se remonta a un horrible
    e inconfesable crimen cometido por uno de sus antepasados. Pero, a pesar
    de que su atormentada conciencia le conduce poco a poco hacia el laberinto
    de la locura, su futuro no está totalmente sellado, ya que siempre
    queda un resquicio de libertad que, con ayuda de la gracia divina, le permite
    luchar para alcanzar su salvación.