"Juan Ignacio Luca de Tena es el español que, siendo gran autor dramático,
periodista, marqués, hombre de grandes éxitos sociales y gran jefe de un diario de máxima circulación, ha conseguido el milagro de no tener enemigos ni perseguidores", escribió Pemán en el prólogo a Mis amigos muertos, animado, sin duda, por la amistad y la admiración mutuas que se profesaban.
Otra cosa es que el talante liberal del autor y periodista le impidiera
corresponder con rencor a quienes lo encarcelaron en dos ocasiones y prohibieron reiteradamente la salida de ABC para terminar confiscándolo.
Este libro no es una biografía al uso, sino el retrato de una época apasionante: riguroso y anecdótico, grave y divertido, recoge puntualmente los singulares acontecimientos que jalonan los tres primeros cuartos del siglo que finaliza.
Al pairo de los argumentos que fabulan las obras teatrales de Luca de Tena se contempla el desarrollo social, periodístico, literario y político que vivió España en tan decisivos años.
Se trata, pues, de un conjunto de amenísimos relatos en los que se mezclan,
inseparablemente, la ficción y la historia. Todo un hallazgo de originalidad y talento narrativo.