En Extremo Oriente la montaña simboliza tradicionalmente la meditación, y el océano, la compasión. Recordando estos dos principios, Jean-Yves Leloup construye aquí una notable reflexión sobre estos dos ejes esenciales que comparten el budismo y el cristianismo, subrayando las divergencias, similitudes y complementariedades. Este inspirado libro esboza lo que podría ser una espiritualidad ecuménica inscrita en una ética moderna.