Kati tiene una cajita llena de besos dulces. Cuando va al colegio, siempre lleva alguno en su bolsa... y lo suele utilizar, porque ¡qué bien le sienta un beso a César cuando llora porque se va su madre, o al peleón de Diego!... También ella recibe de vuelta los besos de los compañeros cuando lo necesita. Y es que un buen puñado de besos es lo mejor para sentirse feliz.