Reina coronada a los 18 años, se suicidó a los 39 dejándose morder por un áspid para evitar su exhibición en Roma, encadenada al carro de la victoria de Octavio.
Lejos de representar a Cleopatra como una seductora sin escrúpulos que utiliza su refinamiento para tener a los romanos a su merced, la autora nos acerca a una joven reina de irresistible encanto, con una inquebrantable voluntad política, una inteligencia excepcional y un intrépido valor.