El panorama que el exorcista español fray Gaspar Olivares se encuentra a su llegada al Vaticano no puede ser más inquietante, y el trabajo que se le tiene reservado le causa no pocos escrúpulos. En todo caso, se ve obligado a admitir que el comportamiento del Santo Padre, que ha terminado provocando la alarma generalizada, deja mucho que desear. Recelos e intrigas se han adueñado del Vaticano, y parece peligrar incluso la misma pervivencia de la Iglesia, aunque la confusión y el escándalo últimos aún están por llegar. Antonio Álamo se vale tanto de una intriga envolvente, teñida de humor, como de una galería de turbios personajes (cardenales, exorcistas, burócratas y hasta el mismo Papa) para ofrecernos un irónico acercamiento al Vaticano actual y a la organización que da cobijo a no menos de mil millones de almas. No es ésta la primera vez que una hipótesis semejante toma cuerpo; ya se ha vertido en otras muchas ocasiones, bien en forma de acusación o profecía: «por alguna brecha ha entrado el humo de Satanás en el templo de Dios», pero nunca lo hizo con dosis tan generosas de buen humor.