• VICTORIANOS EMINENTES

    STRACHEY, LYTTON VALDEMAR (ENOKIA, S.L.). Ref. 9788477022459 Altres productes de la mateixa col·lecció Altres productes del mateix autor
    Cuando Victorianos eminentes aparecióen Inglaterra en 1918, su autor, Lytton Strachey, era un perfectodesconocido para el público. Tenía ya treinta y ocho añosy todavía no había escrito nada que justificase las expectativasde sus amigos ni las suyas propias. El éxito del libro fue extraordinarioy su...
    Ancho: 170 cm Largo: 245 cm Peso: 250 gr
    No disponible
    19,70 €
  • Descripció

    • ISBN : 978-84-7702-245-9
    • Encuadernació : Cartoné
    • Data d'edició : 01/05/1998
    • Any d'edició : 1998
    • Idioma : Español, Castellano
    • Autors : STRACHEY, LYTTON
    • Traductors : LOPEZ GARCIA, DAMASO
    • Número de pàgines : 300
    • Col·lecció : AVATARES
    • NumeroColeccion : 30
    Cuando Victorianos eminentes apareció

    en Inglaterra en 1918, su autor, Lytton Strachey, era un perfecto

    desconocido para el público. Tenía ya treinta y ocho años

    y todavía no había escrito nada que justificase las expectativas

    de sus amigos ni las suyas propias. El éxito del libro fue extraordinario

    y su estilo marcó un hito en el arte de la biografía en lengua

    inglesa. Victorianos eminentes reúne las biografías

    de cuatro personajes muy significativos de la sociedad inglesa del s. XIX,

    pues encarnan a su clase dirigente: el cardenal Manning, prelado

    católico; Florence Nightingale, reformista del sistema sanitario

    inglés; Thomas Arnold, director de la Escuela de Rugby y

    reformista de la enseñanza; y el general Gordon, que sacrificó

    su vida en la defensa de Jartum. El autor selecciona los sucesos determinantes

    en las vidas de los biografiados y su entorno, y asocia con lúcida

    ironía los acontecimientos públicos con los privados, en

    lo que constituye una suerte de manifiesto generacional que pone en tela

    de juicio los logros de la era victoriana. Bertrand Russell leyó

    el libro en la cárcel de Brixton, donde lo había recluido

    un juez que no compartía sus ideas pacifistas: «Me hizo reír

    tan alto -escribió luego- que un oficial de prisiones se asomó

    a mi celda para recordarme que la cárcel era un lugar de castigo.»