El pasado de Londres no podía ser sino brumoso. Aún hoy, los expertos discrepan a cerca de la fecha de su fundación e incluso de la identidad de sus primeros habitantes. Para unos, existió una ciudad prerromana junto al Támesis, cuyos pobladores, hábiles orfebres gobernados por una casta guerrera, estaban en contacto con la cultura frigia y fenicia. Para otros, la ciudad no surge sino con la llegada de los romanos y la fundación de Londinium, nombre que deriva del vocablo celta laindon (colina larga) y no de londos (feroz, bravo), como prefieren la mayoría de los londinenses.
En este libro se intenta disipar esa niebla que cubre la memoria de una de las capitales más antiguas de Occidente, separando lo histórico de lo legendario y dando relieve a los acontecimientos que, de un modo u otro, han conformado una personalidad propia, desde su origen hasta nuestros días, como ciudad mercantil e industrial, como foco cultural y corte