El monoteísmo bíblico construye sobre materiales de las religiones politeístas de la antigüedad, sobre todo por lo que se refiere a fiestas y ritos celebrados según modelos arquetípicos de correlación entre cielos y tierra. Pero, del mismo modo, la religión de Israel arranca de vivencias muy personales en instantes de duelo o de gloria, así como de toda una historia colectiva que parte de la esclavitud y liberación de Egipto y culmina en la restauración tras el exilio de Babilonia, y que da origen a una simbología propia. De esta forma, símbolos e imágenes primordiales junto con experiencias e historias de duelo y de triunfo constituyen el paradigma religioso bíblico que encuentra su expresión poética en los salmos.