Las nuevas energías emanadas de la explosión de la imprenta animaron a Hans Holbein, el Joven, a recrear estas escenas del Antiguo Testamento. Era un momento de especial dedicación a la obra gráfica por parte de Holbein, cuando también trabajaba en su Danza de la Muerte. La maestría en la concepción de las imágenes y la destreza en la ejecución de los grabados llevó a que durante el siglo XVI se fueran reeditando con textos en prosa o verso, en varios idiomas. Sin embargo, y a pesar de que se editara también en castellano, fue quedando olvidado en nuestra tradición cultural. Creemos que esta publicación en «Medio Maravedí» recupera para nuestro ámbito una interesante pieza de enlace entre las bibliae pauperum, los libros de devoción ilustrados, los libros de arte e incluso, por su conjunción sintética de palabra e imagen, los emblemas.