Prototipo de historiador romántico, cosmopolita y viajero infatigable, el norteamericano WAHINGTON IRVING (1783-1859) encarna la personalidad inquieta y polifacética del hombre del siglo xix. Llevado por sus intereses a Europa, y tras residir durante un tiempo en Inglaterra y Francia, Irving llegaría a España, como agregado de embajada, en 1826. El éxito de sus libros, de corte romántico, sobre Cristóbal Colón y la conquista del reino nazarí le permitió instalarse en Granada. Fruto de esa experiencia son los CUENTOS DE LA ALHAMBRA, volumen publicado inicialmente en Londres en 1832 y ampliado y revisado en la posterior edición neoyorquina. La obra, un clásico, combina las tradiciones moras con las cristianas, a través de una serie de cuentos y esbozos que recrean el pasado y reflejan también el presente desde el que escribía el autor.