Proliferan los discursos sobre el otro, en ocasiones como un modo más de silenciarlo. Se requiere con urgencia su mirada y la filosofía no está exenta de esta necesidad, la de la palabra del otro en su propio discurrir o, tal vez, como lo otro de ella misma. El problema de la «identidad y diferencia» viene a ser, en esta determinada lectura de la tradición filosófica, el de la «diferencia, identidad y alteridad».
El presente texto, a partir de la liberación de ciertas posiciones en Parménides, Heráclito y Platón, encuentra en Hegel, Nietzsche y Heidegger el espacio y los requisitos para que la cuestión de la diferencia en escritos como los de Deleuze, Derrida, Foucault o Lévinas no se reduzca a una serie de tópicos y halle en dicho terreno sus rasgos más fecundos. Sólo así la diferencia no será una forma más o menos sofisticada de indiferencia y sólo así pueden irrumpir otras palabras, procurando otro modo del pensar, el del retorno que es la vuelta del otro.