¿Es posible leer a Marx como teórico tanto de la subjetividad antagónica como de las prácticas constituyentes de la fuerza de trabajo colectiva en la era de la globalización del capital y de la objetivación rígida de las relaciones sociales? En Obreros y capital, Mario Tronti acomete en esta línea una potente lectura de la obra marxiana y la pone en relación con las experiencias organizativas y las condiciones económicas, sociales y políticas del capitalismo contemporáneo vigentes en la metrópoli italiana. La complejidad de las sociedades capitalistas actuales es la traducción estructural del antagonismo de clase de la fuerza de trabajo colectiva que continuamente inventa y reinventa modos y estrategias de rechazo al trabajo y de autovalorización proletaria. Si los procesos de constitución social no han de agotarse en las lógicas impuestas por las formas actuales derivadas del mercado, la democracia formal y el Estado, es preciso ahondar en el fundamento y la fenomenología de las formas de explotación y de constitución social de la fuerza de trabajo colectiva. Ene este sentido, los conceptos de composición de clase y de antagonismo de clase recuperan una sólida consistencia epistemológica apta para hacer posible ulteriores procesos de investigación y organización política y si la premisa para pensar un mundo en el que la igualdad y la justicia sean fruto de la potencia de los sujetos productivos y no resultado de su explotación estructural, entonces las formas inéditas de cooperación social de estos últimos indican el horizonte de los nuevos modelos políticos para las sociedades del futuro.