¿Se puede prescindir del estudio de la memoria como una representación cognitiva y examinarla como un nexo relacional? A través de este y otros interrogantes se orienta la reflexión que se propone en esta obra, uno de cuyos argumentos son las prácticas en que nos vemos involucrados los seres humanos cuando hacemos memoria. Desde una perspectiva socioconstruccionista se analiza la memoria como proceso y producto relacional, donde el lenguaje y la comunicación ostentan un papel fundamental, lo que supone abandonar la concepción de la memoria como capacidad que poseen los individuos para representarse huellas, datos, residuos y pasar a considerarla como acción social. En este sentido, la memoria no es conceptualizada como un proceso residual o de reproducción inalterable de acontecimientos, sino como un proceso dinámico, conflictual y fuertemente vinculado a escenarios sociales y comunicativos en los que las relaciones proporcionan un contexto para la comunicación y son las que definen el valor de la memoria y su significado.