¿El hombre y la mujer son algo más que un disfraz el uno para el otro? ¿En qué lugar del cerebro o en qué lugar de la piel? ¿Cómo ve el hombre a la mujer? ¿Cómo ve la mujer al hombre? ¿Podría fundirse la mirada masculina y femenina en una única mirada tan sombría como luminosa? ¿Qué le ocurriría a un ser cuyo cuerpo fuese el campo de batalla donde se enfrentan las dos caras de la moneda humana? ¿Qué le ocurriría a un ser que fuese un hombre manifiesto y a la vez una mujer secreta que desde la oscuridad interpreta las más alucinantes canciones de amor? En una familia inglesa de finales del XIX nace Edward Mordake, un niño precioso con una extraña y monstruosa peculiaridad: en la parte posterior de su cabeza está la cara de una bella mujer, una cara, según las crónicas, adorable como un sueño, horrible como un demonio. Partiendo de este hecho, la novela nos irá dando cuenta de las relaciones conflictivas entre esas dos personas, Edward y Edwardina, que comparten un mismo cuerpo, cada uno con su sensibilidad, cada uno con sus sentimientos, cada uno con sus necesidades.