La presente obra explora los obstáculos teóricos que continuamente debe superar la historia del pensamiento y aspira a profundizar en la singular fascinación que siempre ha sentido la filosofía ante su propio pasado. Contrasta las actitudes receptivas ante las ideas, las doctrinas y los textos del pasado, con la dificultad de identificar un punto de vista que oriente la tarea del historiador. Y advierte que el imperativo de la imparcialidad historiográfica y la aspiración de contemplar objetivamente el pasado parecen cuestionadas cuando la verdad histórica es antepuesta a una elusiva "verdad filosófica", por lo cual examina a fondo la peripecia del historicismo y del antihistoricismo en la historia de la filosofía.