Sin pecado concebido narra la historia de unos muchachos que vivieron su adolescencia entre las frías paredes de un seminario. Pero quizá era más frío el porvenir agrario o menestral que les aguardaba. Sebas, el protagonista de este libro, es uno más de los miles de seminaristas en unos años a caballo entre los 50 y los 60. si acaso, un poco más despierto e insubordinado que la mayoría. El autor evoca las primeras turbulencias de una inquieta sentimentalidad y el despertar del sexo, las dudas teológicas y los misterios políticos, con melancólica ironía, a veces con sarcasmo, pero siempre con recatada complicidad. La educación religiosa de aquellos días es inseparable de una situación política y social. Por eso aparece aquí el índice de Libros Prohibidos, de la Congregación Santo Oficio, los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola, la redención rural que realizaron los seminarios en los pueblos y aldeas de España, el maquis de los años cincuenta y la indiferencia religiosa de Franco que, sin embargo, entraba en las catedrales bajo palio. Y las perplejidades gozosas de una monja, sor Azucena, tan agitada por la identificación de su cuerpo como Sebas, el capiller, enamorado de Liz Taylor.