La obra abandona desde las primeras páginas las exigencias estrictas de realismo, para convertirse en una narración fantástica en la que el autor se centra primero en la sátira política, para embarcarse posteriormente en una amarga meditación sobre la indignidad de la especie humana.
Haciendo uso fantástico de la sátira y con gran sentido crítico, Swift, a través del personaje de Gulliver, cuestiona los valores de la política y de la sociedad, y nos lleva a terrenos movedizos donde las raíces mismas de nuestra existencia se tambalean. La novela narra cuatro viajes y las respectivas experiencias de Lemuel Gulliver. Gradualmente se va perdiendo sutileza y al final, la consideración despiadada del ser humano alcanza todo su rigor.