El tesoro americano, con su esfuerzo por contextualizar sus análisis en el pensamiento castellano de la época, y con el soplo de la vida real que procede de la larga brega en los libros de cuentas con los precios cotidianos de las avellanas o de las gallinas, es mucho más que un clásico: sigue siendo un punto de partida indispensable, una fuente de informaciones que no puede reemplazarse y una lectura que tiene todavía mucho que sugerirnos.