¿Realmente somos conscientes de que, en muchos sentidos, la ansiedad es una bendición? Protege de los peligros, preserva la vida y hace que nos demos cuenta de las cosas negativas que es posible cambiar. Pero es indispensable que se trate de una ansiedad sana, es decir, asociada a una actitud de inquietud, precaución y vigilancia. La ansiedad malsana, en cambio, es muy distinta. Conduce a un pánico paralizador, a preocupaciones obsesivas y a fobias que nos impiden realizar ciertas cosas por considerarlas peligrosas, cuando en realidad no lo son. La ansiedad malsana inhibe nuestra capacidad para disfrutar de las actividades cotidianas y de las relaciones, haciendo que las veamos como demasiado arriesgadas.
Afortunadamente, siguiendo las reglas de la Terapia Racional Emotivo-Conductual (TREC) que se expone en este libro, usted podrá controlar la ansiedad antes de que ésta le controle a usted, puesto que son sus expectativas poco realistas las que le provocan una ansiedad innecesaria.