El libro analiza el funcionamiento de las democracias a la hora de resolver cuestiones de carácter moral, mediante el estudio de los procesos de liberalización del aborto en España e Italia. La política del aborto saca a relucir problemas esenciales del funcionamiento de los sistemas democráticos, como la tensión entre democracia y control institucional. Es bien sabido que las sentencias de los tribunales constitucionales limitan las opciones de los parlamentos. Estas limitaciones han dado lugar a debates sobre si se debe permitir que un grupo de magistrados no elegidos popularmente resten capacidad de maniobra a los representantes. Además, el aborto es una cuestión peculiar, al no verse afectada previamente por cuestiones exógenas, algunas que los políticos no pueden controlar. En consecuencia, cuando los políticos incumplen sus promesas o se alejan de posiciones antes defendidas, apenas disponen de excusas con las que explicar lo ocurrido. El aborto, finalmente, es también excepcional al situarnos ante el reto de decidir sobre un asunto en el que están implicados principios fundamentales. Sorprendentemente, cuando las mayorías quieren distribuir costes y beneficios en una cuestión como ésta, recurren, como en cualquier otra política, a la desagregación, a la descomposición en el ámbito de una política moral poco flexible, puesto que debe hacerse respetando un esquema claro de justicia.