Cuando uno se llama Auguste, como Renoir, se puede ser casi seguro pintor. Tanto da si solo sé es un osito de peluche. ¿Pero dónde está el señor Renoir? Decídete a buscarlo, junto con el osito Auguste.
Descubrirás cómo le gustaba pintar a la cálida brisa de los atardeceres de verano y plasmar la belleza de las personas y de la naturaleza.
De la misma autora que Vincent con amor.