Se inicia el octavo volumen de esta Historia de América Latina con un análisis de la evolución de las ideas políticas y sociales, especialmente la adaptación del liberalismo, a unas sociedades con economías subdesarrolladas y con una tradición política de autoritarismo. Examina cómo la Iglesia católica se adaptó a la disminución de su poder ante el laicismo, a la vez que conservaba la adhesión de la inmensa mayoria de los latinoamericanos. La parte final la constituyen dos extensos capítulos en los que se pasa revista a los principales movimientos y figuras de la literatura, la música y el arte en los cien años que van de 1830 a 1930.