Escrita inicialmente por Stevenson para complacer y entretener a su joven hijastro Lloyd Osbourne, y publicada después por entregas en la revista Young Folks, entre 1881 y 1882, bajo el seudónimo de Capitán George North, La isla del tesoro se ha convertido en su ya largo siglo de existencia en el clásico de la literatura de aventuras por excelencia, que ha cautivado a millones de lectores en todo el mundo a lo largo de cinco generaciones. Jim Hawkins, hijo adolescente del dueño de la posada Almiral Benbow, frente a la solitaria bahía del Cerro Negro, va a experimentar un cambio radical en su rutinaria existencia cuando un viejo y extraño marino que se hospeda en la posada le confiesa, al borde del delirium tremens probocado por el ron, que formó parte de la tripulación del mítico capitán pirata Flint, y que esconde en su baúl algo que codician sus antiguos camaradas. Muerto el viejo bucanero, Jim descubre el misterioso mapa de una isla entre sus pertenencias... Más no se debe contar.No nos queda sino desear, aún con un poco de envidia, a aquellos lectores que lean esta historia por primera vez -jóvenes suponemos, aunque nunca es tarde...- que se embarquen también con viento favorable a bordo de su imaginación en pos de ese impagable tesoro que constituyen estas páginas, tesoro que a buen seguro jamás olvidarán.
La edición, espléndidamente traducida por Francisco Torres Oliver, incluye también catorce láminas a color del ilustrador norteamericano N.C. Wyeth.