Afirmar que Plauto es el mayor cómico de todos los tiempos no es ninguna exageración. No habrían tenido incoveniente en confirmar semejante declaración el comedido Menandro, al que Plauto superó en fuerza cómica. ni Shakespeare, el mayor de los dramaturgos, que se inspiró en él. ni Moliére, el discípulo aventajado del cómico latino. ni Lope de Vega, que, aunque tuvo a gala su independencia, no dejó de aprender en la escuela plautina. Todo en Plauto rezuma comicidad: personajes, acción, situación, ambientación y, sobre todo, la lengua que maneja a la perfección. De las tres comedias que se presentan, Anfitrión y los Menecmos han sido modelos constantes de la comedia de equívoco o de personajes dobles, y Las Báquides también participa de ese carácter.