Las revueltas políticas que se extendieron, con gran rapidez y mínima resistencia, por toda la Europa del Este a partir de 1989 conformaron un complejo e inédito acontecimiento revolucionario que puso en cuestión simultáneamente las bases del poder, las fuentes de su legitimidad, las formas que revestía su ejercicio y las clases y grupos sociales que lo controlaban. Fueron revoluciones atípicas por muchas razones. Los desafíos a los que se enfrentaron esas sociedades en sus procesos de transición fueron y son gigantescos. Pero es hora de hacer balance. Diez años después, podemos y debemos analizar qué ha ocurrido y el punto en el que nos encontramos. Debemos hacerlo con criterios relacionados con el bienestar de esas sociedades, con la calidad de sus democracias, con la fortaleza de sus sociedades civiles. Este libro pretende ese acercamiento desde una perspectiva multidisciplinar y valorativamente plural.