E. M. Cioran no necesita presentación: el pensamiento y la expresión de este escritor rumano, quien estuvo afincado en París y en la lengua francesa, convierten cada uno de sus libros en una experiencia intelectual marcada por el horror, la pasión, lo repulsivo o lo fascinante, pero nunca trivial o superflua. Una mirada lúcida e irónica, una voz de serena desesperación que de vez en cuando se crispa en un sarcasmo o en un gemido: tal es el estilo de E. M. Cioran, uno de los más personales y hermosos del ensayismo francés del siglo XX.
Pocos autores poseen, como Cioran, la virtud de despertar en sus lectores las reacciones más extremas: o un indignado rechazo o una absoluta fijación en su texto; puede decirse sin exageración que hay auténticos «viciosos» de Cioran, apasionamiento que su lectura explica y justifica.