La psicología se ha caracterizado desde sus orígenes por ser una ciencia orientada por perspectivas diferentes y por ofrecer panorámicas sobre el ser humano, en ocasiones, antagónicas. Esta pluralidad de enfoques ha de interpretarse como un síntoma revelador de la complejidad intrínseca que encierra el comportamiento y de la multilateralidad de la vida en sus aspectos vivenciales sociales, personales y biológicos y de su inevitable ambigüedad. De hecho, la pluralidad de orientaciones es tal vez la condición necesaria para que la psicología forje su propia unidad e identidad, evitando emprobrecerse en los límites de un único sistema.
Esta obra ofrece las principales explicaciones y teorías psicológicas sobre el desarrollo humano desde dos grandes perspectivas. En primer lugar, la perspectiva «individualista», que comprende los ambientalismos (sobre todo el conductivismo), el encuadre innatista (etólogos, sociobiólogos, maduracionistas o las ideas chomskyanas) y los encuadres de interacción moderada (cognitivismo piagetiano y contribuciones posteriores, y las aportaciones psicoanalíticas). En segundo lugar, la perspectiva «social», con los enfoques de la interacción propiamente dicha (la teoría histórica-cultural de Vigotsky, teorías de la acción, la obra de H. Wallon, la del Ciclo Vital y los enfoques ecológicos sobre el desarrollo humano del tipo Bronfenbrenner o ecología de la senectud). Además, se incluyen dos capítulos sobre epistemología y metodología de investigación sobre el desarrollo humano.