Un libro de historia que aborde la edificación comunitaria desde una perspectiva amplia resulta cuando menos oportuno en un momento como el que vivimos en Europa, en el que la Unión parece avanzar de forma imparable hacia manifestaciones más completas de organización económica y política.
Del primer bloque de capítulos brota una de las líneas que se ramifica por todo el texto: el «pangermanismo», antiguo y moderno, que lleva diez siglos tratando de unificar Europa. Por otra parte, se desarrolla el pensamiento e ideas federalistas, en las que se encuentra de nuevo una acusada impronta alemana. Con estas coordenadas se rastrean los orígenes del nombre de Europa en el mito, la leyenda y en la fábrica histórica, se analiza por qué los intentos anteriores de unificación no cuajaron o no fueron sostenibles en el tiempo, se revisan diversos ejemplos históricos de federación, todos ellos en suelo alemán y llevados a cabo por alemanes en el centro de Europa y que constituyeron modelos en miniatura para la moderna arquitectura comunitaria (la Antigua Federación Suiza, las Provincias Holandesas Unidas, la Bund alemana de 1815 y la unión aduanera alemana de 1834 o Deutsche Zollverein).
Historia de la unidad europea en la segunda parte desarrolla la evolución comunitaria europea desde 1951. Su discusión incorpora tres niveles analíticos distintos pero complementarios para una comprensión plural del trasfondo europeo reciente, realizándose una exposición articulada de los hechos acaecidos desde 1940, una reinterpretación parcial de algunos de los sucesos especiales que significaron puntos de inflexión en dicha singladura, y una evaluación crítica de los acontecimientos paradigmáticos de la construcción europea moderna.
