Entre los decenios de los setenta y los ochenta, la compañía Fiat pasó de una situación próxima al colapso a una de crecimiento sostenido que llevó a la empresa italiana a ser la segunda más rentable del mundo, según la revista Fortune. Factores geopolíticos al margen, el éxito se podía atribuir a una generación de directivos y ejecutivos que se distinguió por su capacidad de liderazgo, por su creatividad y su compromiso hacia unos objetivos. ¿Cómo "traspasar" estas habilidades a los nuevos directivos? Parecía que el proceso se cerraba con la jubilación de los altos cargos. Se trataba, entonces, de "enseñar" los conocimientos y las habilidades de estos líderes a sus sucesores. Pero ¿cómo analizar y enseñar un modelo de comportamiento, las capacidades en una determinada función y unos valores a la nueva generación?
La PNL sostiene que "el mapa no es el territorio"; todos podemos poner al día nuestras posibilidades en el mundo mediante los modelos o mapas que creamos en nuestra mente. Y que es posible desarrollar, mediante la creación de modelos, las habilidades y las herramientas de trabajo del directivo con éxito.