El concepto de responsabilidad parece haberse ido situando en los últimos tiempos en el corazón del debate contemporáneo. Podemos encontrarlo en los más diversos contextos: en la discusión política, en las propuestas de reforma laboral, en los proyectos de reforma educativa. En todos ellos, la exhortación a ser responsables, a cumplir con la propia responsabilidad y otras formas de conjugar el concepto han pasado a constituir el eje argumentativo de los nuevos discursos.
Los autores que colaboran en el presente volumen se preguntan, cada uno desde su particular perspectiva y con el lenguaje y las herramientas que les son propias, por el sentido de este viraje, en cierto modo inesperado. Porque se diría que han quedado definitivamente atrás aquellas actitudes tópicas, acríticamente desdeñosas, que rechazaban el concepto de responsabilidad antes de pensar en él, por el mero hecho de que venía asociado a ?o simplemente evocaba? las ideas de norma, ley o, peor todavía, castigo. La responsabilidad que hoy nos importa no es la del precepto sino la del proyecto: la que subraya que únicamente asumiendo nuestras acciones ?esto es, haciéndonos cargo de ellas? podemos hablar con sentido no sólo de cuanto nos pasa sino de algo aun más importante, a saber, de lo que estamos en condiciones de esperar.
