En el corazón de Sudamérica, Paraguay sigue siendo todavía uno de los rincones del mundo ajeno al turismo de masas, un verdadero descubrimiento para el auténtico viajero. Rico en contrastes y colores; desde el verde oscuro de los bosques subtropicales al verde claro de las praderas, del azul de los lagos al marrón de los caudalosos ríos, pasando por el intenso colorido de los mercados callejeros, su belleza cromática sorprende gratamente al visitante y apabulla sus sentidos. Pero, aparte de su tradición artesanal y sus riquezas naturales -parques nacionales y reservas biológicas, el Chaco (la gran meseta central de América del Sur) y sus impresionantes saltos de agua-, lo que el viajero nunca olvidará son los encuentros con su gente (guaraníes, mennonitas), que han sabido conservar muchas de sus manifestaciones culturales y que siempre tienen una sonrisa amable para el viajero.