En 1910 un joven poeta, oculto bajo el sonoro pseudónimo de Saint-John Perse, recibía en su casa de las Antillas las primeras pruebas de un texto que, enviado como regalo personal a André Gide, éste se había apresurado a editar en "La Nouvelle Revue Française". El escrito, titulado Cohorte, festejaba en largas secuencias el vuelo y las especies de los pájaros de ultramar, los pájaros exóticos de las colonias. Pero había sido compuesto sólo en calidad de diversión, "por placer, por el gesto solemne y sin intención literaria".
Pájaros es un milagro. No me propongo hablar de belleza o, en todo caso, de valor literario (cosas acerca de las que doy libertad al lector para juzgar según su ánimo), sino del simple hecho de haber podido escribir las poesías. Las he escrito en el verano de 1948; y fue aproximadamente a partir de 1947 cuando empecé a sentirme morir a las cosas. Estaba seguro ?materialmente seguro- de que no iba a escribir más versos. Pero la dolencia que me impide tanto vivir como morir me concedió aquel verano un breve período de tregua. Mi gratitud quedó expresada en algunos breves apólogos, en la triste melodía de ?Este año??, llena de presagios.
Esperanza López Parada