Las consecuencias de la erosión hídrica sobre el medio natural y humano han constituido una constante ancestral en la cultura mediterránea. La devastación de las tierras altas en la pendiente y la inundación de las tierras bajas han representado estadios de sucesión sistemática a los que el hombre y su actividad han ido adaptándose. Desde hace tiempo, la aceleración del ritmo del proceso de erosión, junto a la creciente resonancia social que van adquiriendo los problemas relacionados con el equilibrio del medio ambiente, han situado la reflexión sobre la erosión en un plano de directa actualidad. Como consecuencia, la compleja y múltiple producción en torno al tema erosivo, tanto a nivel de investigación como de propuestas de actuación, ha arrastrado consigo un cierto nivel de confusión en la conceptualización; en este punto resulta clarificador realizar una visión de conjunto sobre los diversos métodos de trabajo, reflexionando sobre sus carencias y resultados.