Combinando su experiencia como médico y su enorme talento para la más negra comedia del absurdo, Samuel Shem ha escrito un libro catártico, la crónica de la entrada en la vida de quienes de algún modo han elegido trabajar con la muerte. Roy Basch, el narrador y protagonista, y sus compañeros: Chuck, un negro que siempre lleva en su maletín una petaca de whisky; Runt, judío y muy psicoanalizado, y Potts, un emigrado del sur son brillantes licenciados de las mejores facultades de medicina, que han conseguido ser aceptados para hacer su año de prácticas en uno de los más prestigiosos hospitales, la Casa de Dios. Y en este año, que muy pronto se parecerá a la versión de una obra del marqués de Sade por los hermanos Marx, se multiplican los episodios de aprendizaje de la medicina pero también del horror, la impostura, el cientificismo más cruel e ineficaz y, sobre todo, de lo ineludible de la enfermedad y la muerte. Tienen un gran maestro, el cínico y sabio Gordo, de quien aprenderán que cuanto menos intervengan, menos dañarán al paciente, y que los «gomer» ancianos dementes, seniles e indestructibles, confinados en el hospital por sus parientes, nunca mueren, a menos que se pretenda curarlos. Y también tendrán que soportar a Jo, la antimaestra por excelencia, una médica integrista y fanática que pretende vencer a la muerte con las armas más crueles. Pero son jóvenes, y aún en medio del horror la vida proclama sus derechos, y es así como el sexo y las orgías con las enfermeras alcanzarán dimensiones épicas... Una novela que, como afirma John Updike en su prólogo, consigue de una manera deslumbrante esa «impresión de vida» que postulaba Henry James. Esta «historia de una travesía por el valle de la muerte y la verdad de la carne» fue publicada por primera vez en 1978, y con los años se ha convertido en un verdadero libro de culto, que ningún estudiante de medicina, médico o paciente hipocondríaco puede permitirse ignorar.