Camila tenía un pequeño problema. "Si me siento debajo de la escalera y pienso, lo puedo resolver en un ratito." Se acomodó debajo de la escalera que daba al jardín y pensó un ratito y otro más. Entonces se dio cuenta de que cuanto más pensaba, más grande se hacía el problema. ¿A dónde van a parar las cosas que olvidamos?