Más que cualquier otra civilización, la India ha intentado sentar las bases de su saber sobre el concepto de conocimiento. Pero con una peculiaridad: se trata de un conocimiento que debe conducir forzosamente a la liberación. Y, sin embargo, ¿qué es la liberación? ¿Qué vías pueden conducirnos a ella? En la tradición india, son muchos los caminos posibles --del Upanisad a Buda--, por lo que, a partir de esta situación, Elémire Zolla se ha atrevido a delinear los principales rasgos de tres de ellos: el Vedanta, quizá la más elevada y compleja elaboración metafísica procedente de la India; la bhakti (devoción), la vía del corazón y del abandono, de la efusión mística y lírica; y, finalmente, el tantrismo, paradójica, misteriosa y a menudo equívoca vía del exceso, en la que la infracción de las reglas puede convertirse en un elemento intensificador, exaltador y, en consecuencia, también liberador.