Muchos de los lazos afectivos, prohibiciones y obligaciones que todavía se perpetúan en los comportamientos de las familias actuales, tuvieron un importante desarrollo en el transcurso de la Edad Moderna. Moralistas, teólogos y doctrinarios ayudaron a legitimar la inferioridad del estado matrimonial frente al celibato; el matrimonio, la procreación y la vida familiar fueron considerados como un mal menor que hubo de reglamentarse desde instancias canónicas y civiles. Este trabajo muestra el largo camino que recorrió la fundamentación ideológica de la familia occidental, para convertirla en una institución social en la que las relaciones afectivas, económicas y jurídicas originaron estrategias y comportamientos que se proyectaron sobre todo el conjunto de la sociedad. Las distintas formas de comprender el matrimonio, la organización interna de la familia sometida a la patria potestad y al reconocimiento de la sumisión de la mujer, la educación de los hijos y las desavenencias que condujeron al deterioro de la imagen oficial de la familia, influyeron en los modelos de Europa y España.