Una juventud es un preciso ejercicio de exploración artística por los más profundos meandros de la memoria. Una obra fundamental. Martínez Sarrión se mueve ahora por un espacio -otra ciudad española de provincias--, un medio -el universitario- y una época -el giro, tan crítico, de los años cincuenta a los sesenta--, poco o nada frecuentados hasta la fecha por la literatura española de creación. Y lo hace sirviéndose de una mirada en la que se combinan la introspección, el lirismo y la ironía, como sólo un poeta de la categoría de Martínez Sarrión puede combinarlos. Todo ello -casi sobra decirlo, tratándose de quien se trata y de lo que se trata--, con permanentes deslizamientos hacia el sarcasmo, esa lente cruel y minuciosa, parecida a un gran angular que enfocase toda una época. Por si fuera poco, la prosa en que está escrita Una juventud es un auténtico modelo de tensión exacta y cuidado, un verdadero magisterio de escritura del que apenas encontraremos parangón en la literatura actual.