Este libro, escrito en el habitual estilo de su autor, a la vez ameno e irreverente, abre un vívido debate sobre los problemas semánticos de la representación mental, prestando especial atención al tema de la relación entre la mente y el significado, algo que Fodor ya había empezado a desarrollar en su libro El lenguaje del pensamiento (1975).
El punto de partida es que prácticamente todos los filósofos están de acuerdo en que una semántica referencial de la representación mental no puede servir de base a una fundamentación sólida de la explicación intencional, hasta el punto de que incluso el propio Fodor ha abrazado esa perspectiva en publicaciones anteriores. Sin embargo, El olmo y el experto es, en gran parte, una reconsideración de los argumentos que se supone que sirven de fundamento a este consenso. Y su conclusión es que estas consideraciones son mucho menos decisivas de lo que se ha supuesto, por lo que la única solución parece ser una teoría en la que la explicación psicológica se presente como intencional, los procesos psicológicos como dotados de naturaleza informática y las propiedades semánticas de las representaciones mentales como referenciales.